En el diario Última Hora de Palma, este miércoles puede leerse un artículo titulado “31 de diciembre: nada que celebrar, ¿o sí?”
Al destacar que "hemos sido parte de varios reinos", resulta más que OFENSIVO. Lo que debe resaltarse es que FUIMOS REINO, antes y después de "occidentalizarnos" a base de hierro, sangre y fuego.
NADA QUE CELEBRAR y mucho que LAMENTAR.
"Los valores occidentales que acompañaron a la Conquista." fueron un asqueroso deseo de conseguir un suculento botín, repartir la isla entre los mercenarios que, bajo el pretexto de defenderse del "islam", fueron reunidos en casa de Pedro Martel, dejando muy bien tipificado cuál sería el canon que les correspondería, en consonancia a su aportación de naves, caballerías, intendencia, etc., fruto de una orquestación muy bien planificada por obispos, nobles y demás villanos. El botín garantizaba la rentabilidad.
Regresó a la Isla la cultura del desprecio a la limpieza corporal, el mal olor, el cinturón de castidad y el derecho de pernada. PATÉTICO celebrar un retroceso así.
Convivían en el puerto de Madina Mayurqa, cristianos, moros, judíos, putas y piratas. Repito, convivían.
El respeto que profesaron los árabes y moros a los étimos de nuestra isla, los mismos que mantenemos en la actualidad (aunque lamentablemente en algunos casos se han cambiado), la lengua con una raíz ibero-vasca, demás tradiciones y cultura, el latín vulgar (rum) y el árabe occidental, es fácil entender que no hubo "islamización".
Fueron aquellos más respetuosos que los actuales que, en ordenadas tandas de avalanchas, van apareciendo en nuestras costas día sí y día también. Actualmente, entre estas hordas y los adoctrinamientos desde el noreste peninsular, sí se puede hablar de intentos de incursión y dominación. (Otra vez).
SIEMPRE HEMOS SIDO OCCIDENTALES, incluso el autor del artículo lo repite: durante el dominio musulmán por parte de los OMEYAS, fuimos las Islas Occidentales de Al-Ándalus. Un conjunto de culturas mejor relacionadas que en la actualidad.
No tiene sentido, hoy en día, hablar del “fin de la islamización” cuando se deja de mencionar la afluencia de gentes con una cultura y unas creencias religiosas sin visos de querer integrarse, más bien decididos a imponer y exigir que se les tolere todo su bagaje de leyes y costumbres poco o nada aceptadas en la actualidad. Enfrentan la norma establecida, desprecian el Estado de Derecho, creando conflicto y discordia social.
Confunde mucho el cronista al citar unos acontecimientos mezclando el sentido de la celebración de todos ellos. Comparando fechas y lugares facilita la edición del medio periodístico, que no duda en resaltar aquello que tergiversa la realidad, menospreciando la buena fe del autor que no se atreve a contestar la pregunta que encabeza el mismo al inicio.
¿Cómo se puede celebrar una “escabechina, la rapiña y numerosas víctimas pasadas a cuchillo por las tropas peninsulares?”
Más lógico sería RECORDAR y LAMENTAR aquella nefasta fecha.
✍Tomeu Pizá
Derecho, Economista, Profesor
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