En el complejo mundo del transporte público, una nueva batalla se libra en Andalucía, y los protagonistas no son otros que los taxistas que han decidido, por motivos que muchos consideran incomprensibles, trabajar para plataformas como Uber. ¿Es esto un acto de evolución o de simple traición a un sector que lucha por su supervivencia?
La Federación Andaluza Elite Taxi no oculta su postura frente a lo que considera un ataque directo al gremio tradicional. La llegada de plataformas como Uber y sus aliados, las VTC, ha supuesto un terremoto en el ecosistema del transporte. Pero lo que resulta más sorprendente, y para algunos indignante, es que haya taxistas dispuestos a integrarse en estas dinámicas de trabajo que van en detrimento de su propio patrimonio, su libertad laboral y la esencia del sector que han defendido durante generaciones.
¿Traición o simple desconocimiento?
"¿En qué están pensando?", se preguntan desde sectores críticos con estas decisiones. Los taxistas han sido durante décadas los guardianes de un servicio público que no solo garantiza transporte, sino que también respeta estrictas normativas, derechos y obligaciones. Entrar en el engranaje de Uber no es solo "probar algo nuevo"; es, para muchos, contribuir al propio desmantelamiento de aquello por lo que tanto se ha luchado.
Una lucha de intereses
Las plataformas de transporte, afirman, han venido no para sumar, sino para dividir. Dividir al sector entre los que resisten y los que se "venden". Dividir los ingresos que antes se distribuían entre licencias legales. Y dividir la percepción pública del transporte, transformándolo en una guerra abierta entre taxis y VTC.
Y, sin embargo, en esta disputa, sorprende la postura de quienes parecen no haber reflexionado sobre el impacto a largo plazo. ¿Qué lógica hay en destruir tu propio negocio para ser parte de otro que ni siquiera te ofrece garantías reales de estabilidad? Uber y sus semejantes no son precisamente ejemplos de compromiso con los derechos laborales ni con la sostenibilidad económica de sus trabajadores.
El peligro de la explotación
Desde la Federación, no dudan en tachar de "zopenco" (aunque en tono de suposición irónica) a quien se aventure en este camino. Porque, ¿qué clase de profesional decide renunciar a las ventajas de ser dueño de su propio negocio para convertirse en una pieza más de una maquinaria que se ha demostrado, en muchos casos, explotadora y precarizadora?
Los taxistas son algo más que conductores: son autónomos que han invertido tiempo, dinero y esfuerzo en levantar un patrimonio. Optar por ser "colaboradores" de una plataforma que desvirtúa ese patrimonio, afirman, es un acto de miopía empresarial y de desprecio al propio gremio.
Reflexión final
La lucha entre taxis y plataformas seguirá siendo uno de los grandes debates en la movilidad urbana. Pero, mientras tanto, lo que está claro es que la fuerza del taxi tradicional reside en la unión, no en la fragmentación. Porque, como señalan desde la Federación: "Solo un gremio fuerte y unido podrá resistir las embestidas de quienes solo quieren sacar tajada, sin importar a quiénes hundan por el camino."
La pregunta que queda en el aire es si quienes eligen este camino lo hacen conscientes de sus consecuencias o simplemente están cavando, poco a poco, la tumba de todo un sector.
✍ COINPE
1 Comentarios
Quizás ignoran que se hunden ellos mismos y de paso y a largo tiempo hunden el tradicional gremio del Taxi
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