Cuando hablamos de bienestar laboral, pocas veces miramos más allá de lo físico. Sin embargo, la salud mental debería estar en el centro del debate, no solo como un acto de responsabilidad social empresarial, sino como un motor que impulsa tanto a las personas como a las organizaciones hacia el éxito.
En 2023, más de 370.500 bajas laborales en España estuvieron relacionadas con trastornos mentales, un alarmante incremento del 61,43 % desde 2019, según los últimos datos disponibles. Estas bajas no solo afectan a quienes las sufren, sino también a la productividad empresarial, traduciéndose en 396 millones de jornadas laborales perdidas.
Pero, ¿por qué parece que seguimos ignorando esta realidad? Tal vez porque el estigma sigue presente o porque algunos aún ven la inversión en salud mental como un gasto innecesario. Nada más lejos de la realidad. En un articulo reciente el técnico superior en Prevención de Riesgos Laborales , lo explica perfectamente:
“Más allá de los aspectos económicos o legales, cuidar la salud mental debe ser parte de la responsabilidad social de las empresas. Invertir en ella es rentable, tanto para las personas como para las organizaciones y la sociedad.”
Beneficios tangibles y transformadores
Hablar de bienestar mental no es solo un acto altruista. Es una estrategia que mejora el rendimiento, fomenta la sostenibilidad empresarial y potencia la imagen de marca. Reducir el absentismo, aumentar la productividad o generar un mejor clima laboral son solo algunos de los beneficios que menciona la guía. Además, se promueve el liderazgo saludable, la retención del talento y se facilita la inclusión de personas en riesgo de exclusión.
Estas prácticas, que pueden parecer simples en teoría, tienen un impacto profundo en las dinámicas laborales, favoreciendo el equilibrio entre los objetivos individuales, de equipo y de toda la organización.
La gestión integrada: un cambio de paradigma
Para lograr un cambio real, la guía propone una gestión integrada de la salud mental. Este enfoque abarca tres pilares fundamentales:
- Prevención de riesgos psicosociales, como el estrés laboral, el burnout o el acoso.
- Promoción de la salud mediante estrategias que fomenten el bienestar emocional.
- Programas de rehabilitación para facilitar la reincorporación laboral tras problemas de salud mental.
Un llamado a la acción
En un mundo laboral en constante cambio, cuidar la salud mental de las personas trabajadoras no es opcional, es una necesidad. Las cifras nos advierten de que no podemos seguir mirando hacia otro lado.
“El estigma cierra puertas, pero con colaboración y compromiso podemos abrirlas, protegiendo derechos y construyendo organizaciones más saludables.”
Es hora de que empresas y profesionales den el paso. No solo porque es lo correcto, sino porque es la única forma sostenible de avanzar hacia un futuro laboral más justo, inclusivo y exitoso.
Fuentes:
- Umivale Activa, guía de buenas prácticas para la salud mental en el trabajo.
- Estadísticas del Ministerio de Trabajo y Economía Social (2023).
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