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DANA en Valencia: ¿Dónde están los 84 millones que Cruz Roja debía destinar a las víctimas?

 


El reciente pronunciamiento de Javier Cárdenas en RTBE Televisión sobre el manejo de fondos por parte de Cruz Roja en el contexto de la DANA en Valencia ha encendido una vez más el debate sobre la transparencia en las ONG. Según el presentador, 84 millones de euros que debían estar destinados a las víctimas del desastre parecen haber desaparecido en un limbo administrativo. Este escándalo no solo cuestiona la labor de Cruz Roja, sino que invita a una revisión más amplia del funcionamiento de organizaciones no gubernamentales que manejan grandes cantidades de recursos públicos y privados.

La gestión de emergencias es uno de los campos donde las ONG tienen un rol fundamental. Sin embargo, la falta de claridad en el destino de estos recursos pone en duda su eficacia y su compromiso ético. No es la primera vez que se acusa a una ONG de prácticas poco transparentes; casos similares se han reportado en organizaciones de renombre internacional. El problema radica en que muchas de estas entidades operan bajo un velo de confianza pública que no siempre está respaldado por auditorías claras ni por una rendición de cuentas adecuada.

Cárdenas ha destacado algo crucial: la necesidad de preguntar “¿dónde están los recursos?” Este tipo de cuestionamiento no es un ataque infundado a las ONG, sino una exigencia legítima de los ciudadanos que confían en que sus donaciones, y los fondos públicos asignados, se destinen a ayudar a quienes más lo necesitan. Si bien es cierto que muchas organizaciones realizan un trabajo invaluable, escándalos como este afectan su credibilidad y siembran desconfianza en el público.

Es imperativo que las instituciones y las ONG sometidas a estas denuncias den explicaciones claras y transparentes. De igual forma, debería impulsarse una regulación más estricta para garantizar que cada euro donado o recibido sea empleado de manera efectiva. El escepticismo ante estos casos es natural, pero también debe ser un motor para exigir mejoras y salvaguardas en un sector que, cuando funciona correctamente, es esencial para la sociedad.

El caso de la Cruz Roja y los 84 millones destinados a la DANA debe investigarse a fondo. Las víctimas no solo merecen el apoyo prometido, sino también la certeza de que no han sido utilizadas como excusa para el enriquecimiento o la mala gestión de una organización. Es un recordatorio contundente de que la solidaridad debe estar acompañada de responsabilidad.


✍ Javier Cárdenas

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