Pedro, lleva muchos años viviendo en la calle, duerme en cajeros y lo poco que consigue rascar pidiendo se lo gasta en litronas, tabaco y pienso para su peludo amigo.
Está profundamente herido, él fue director de banco durante 25 años, como dice él: ‘en aquella época en la que serlo era ser alguien importante ¿sabes? la gente se ponía el traje de los domingos para venir a una cita, éramos gente respetable, no como ahora, que son los mayores cómplices de la mayor estafa mundial’.
¿Te refieres a las preferentes y la especulación inmobiliaria Pedro?
‘Sí, pero hay más, antes interactuar con un banco era una elección para la gente y el negocio bancario se sostenía por la gente, ahora la gente está obligada a tener una cuenta en el banco sí o sí, siendo un instrumento del estado para tener maniatados a todos sus ciudadanos’.
Oye, no quiero ser indiscreto, si no quieres hablar de ello me lo dices y punto, pero ¿Y un hombre con una mente tan clara, como ha terminado así?
‘Ufff… larga historia, te lo voy a resumir, tenía posición social, una casa de tres plantas con piscina, una esposa con 4 hijos, vivía en el ideal del éxito de mi época’… ‘incluso iba a misa todos los domingos’, ‘pero yo era alcohólico, putero y adicto al juego, en otras palabras, que tenía los tres ases, sólo me faltaba uno… y un día llegó’.
‘Resultó que mi mujer hacía 10 años que tenía una relación con otro hombre, por cierto, mi director general, otro pieza’… ‘pero la entiendo, yo no me merecía menos’.
‘Pero me estoy liando, de eso me enteré después del divorcio, cuando me quedé sin la casa, con una orden de alejamiento y el amante se fue a vivir con mi ex’.
‘Luego todo se convirtió en una bola de nieve, empecé a tener deudas, cada vez bebía más y para colmo me enganché a la farlopa, hice unas cuantas fechorías en mi sucursal, perdí el empleo, mi familia me repudió, mis hijos no me querían por haber sido un padre casi siempre ausente’… ‘me embargaron mis pocas posesiones, mi cuenta, me quedé sin recursos’…
‘Y un día me percaté de que ya no tenía energías para seguir, simplemente, me paré, me senté en el suelo frente al escaparate de la sucursal en la que había trabajado y esa misma noche dormí ahí’.
‘Sólo te diré una cosa Toni, nadie está a salvo, te pilla una mala racha, se apodera de ti una profunda depresión y acabas en la puta calle’.
‘Y lo que más te duele, es tener que reconocer, que cuando tú mismo estabas bien, y te creías que te comías el mundo, la pobreza, la marginación y la exclusión, la ves, pero no la sientes’… ‘eso, cuando lo has perdido todo, es lo más duro’, ‘tu sufrimiento es totalmente ignorado, es como si no existieras’.
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