La situación migratoria sigue siendo un desafío complejo, y es importante analizarla desde diversas perspectivas para encontrar soluciones efectivas. Una de estas soluciones podría ayudar a paliar otro problema: El éxodo rural, ya que cada vez son menos las personas que optan por mantenerse en los pueblos para desarrollar su vida en estos.
En 2023, un total de 56.852 inmigrantes llegaron de manera irregular a España por vía marítima o terrestre a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Esta cifra representa un aumento del 82.1% en comparación con el año 2022, cuando llegaron 31.219 personas al país, desde 2018 no se habían tenido datos de llegada de personas de forma irregular. Es también de reseñar, que una parte grande de este aumento se debe a las llegadas de inmigrantes irregulares a las Islas Canarias, donde en 2023 desembarcaron 39.910 personas, siendo un 154.5% más que en el año anterior.
Una de las motivaciones que tienen los inmigrantes para querer llegar a la península ibérica es la de encontrar una vida mejor que en aquellos países que dejan atrás, para ello, necesitan encontrar un trabajo para poder mantenerse en el país. Aunque no se proporciona un dato específico sobre el aumento de trabajadores inmigrantes, es importante destacar que muchos inmigrantes desempeñan roles en diversos sectores laborales, como la agricultura, construcción, hostelería, servicios domésticos, industria y cuidado de personas mayores.
A esta situación, hay que sumarle que las proyecciones de Naciones Unidas para 2050, prevén que como consecuencia de años de baja natalidad y del envejecimiento, la población en edad de trabajar caerá de los dos tercios actual, que es en torno al 65%, a la mitad, en las próximas tres décadas y debido a esto, se estima que España necesitará siete millones de inmigrantes para mantener la prosperidad económica.
La “España Vaciada”, el otro problema
Otro de los problemas que más importan a los españoles, según datos del INE, es el despoblamiento rural. Esta situación se da debido a diversos factores, como por ejemplo, los salarios que son mas altos en las ciudades que en áreas rurales. Entre de los motivos es el atractivo de las oportunidades laborales ya que en las urbes se dan puestos de trabajo con mayores perspectivas de mejora o en áreas que no se dan en los pueblos. Además, se dan mejores servicios y equipamientos en las ciudades debido a la densidad de población que en la denominada “España Vaciada”.
Se debe de señalar también que este problema no solo afecta a las personas que deben dejar su lugar de nacimiento por los motivos que se tomasen, sino que causan déficits en las poblaciones que se dejan atrás. Estas, son cada vez más envejecida puesto a que, al ser las personas jóvenes las que emigran a las grandes ciudades, la tasa de repoblación no se cumple y con ello, se da una población envejecida y sin perspectivas de futuro de emprendimiento.
Toda esta situación lleva intrínseca que las empresas que necesitan trabajadores no puedan encontrar esa mano de obra necesaria para llevar a cabo su cometido y, al final, no les queda más remedio que trasladar las empresas, ya sean pequeñas o medianas, a núcleos poblacionales más dinámicos para encontrar trabajadores. Abocando a los pueblos que dejan atrás casi a la desaparición por motivo de la falta de personal.
La empresa navarra se dedica a la innovación de plantas de berries, como la fresa o la mora, es uno de los referentes en el ámbito de la producción agrícola. Durante los meses de otoño y parte de invierno se dedica a la exportación de fresa y necesita de la llegada de mano de obra extranjera para este cometido, lo que hace que sea necesario el alojamiento de estas personas y ha llevado a una gran oportunidad al consistorio segoviano de Fuente el Olmo de Fuentidueña, que cuenta con una población de poco más de 300 habitantes y de los que más de dos terceras partes han nacido fuera de España.
Esta empresa no encuentra la mano de obra local, que hace dos décadas si que tenía, y ha optado por mirar fuera de las fronteras para conseguir personas que se dediquen al sector de la agricultura. Este modelo de mercado podría ser una de las alternativas para el manejo de la crisis de inmigración que atraviesa el país en la actualidad. El modelo de adaptación rural de estas personas podría suponer grandes beneficios para parar dos problemas que por sí solos están abocados a soluciones lejana.
Otro tipo de acciones que ayudan al mantenimiento de la vida en los pueblos cercanos y en el propio Fuente el Olmo de Fuentidueña, es la necesidad de la empresa de alquilar inmuebles para que vivan en ellos las temporeras, puesto a que en la propia finca de la empresa no hay espacio suficiente para la cantidad de mujeres que tienen que entrar a vivir.
La ayuda de PLANASA
El alcalde de Fuente el Olmo, Francisco Javier Andrés Velasco señalaba que, durante la anterior legislatura, como en esta, se han realizado contratos de alquiler de una duración de diez años por parte del ayuntamiento de instalaciones que no se utilizaban, como la casa del médico o la antigua escuela del pueblo. Lo que deriva en unas ganancias aproximadas de veinte mil euros al año solo en alquileres de la empresa. Además de que realizan constantes reformas para adecuar dichas instalaciones cuya finalidad es que puedan ser aptas para vivir.
Por otro lado, la empresa de plantas también es importante en otros ámbitos del municipio. En palabras del propio Alcalde “Si no fuese por PLANASA, no se podrían hacer la mayoría de actividades que se hacen en el municipio, son, en gran parte, el motor del pueblo. Muchos de sus trabajadores se han empadronado en la localidad y ayudan al sostenimiento de las fiestas patronales, que, en los municipios de pocos habitantes, es lo que más gastos consumen”
Aunque lo más habitual dentro de la entidad es que los trabajos de campaña se realicen por personas inmigrantes. Durante los primeros años de la empresa en el pueblo, eran las mujeres de la zona quienes realizaban esos trabajos, pero debido a la despoblación y el envejecimiento han derivado en la contratación de mujeres de diferentes países.
Este tipo de prácticas hace de vital importancia los puestos de las jefas de campamento, que son trabajadoras fijas de la empresa que se dedican a la gestión de las temporeras debido a que no conocen el idioma y necesitan a una persona que les pueda prestar apoyo. En Fuente el Olmo existen dos personas que se dedican a estas tareas, una para dar apoyo a las trabajadoras rumanas y otra para prestarlo a las marroquíes. Raluka Costache, jefa de campamento de trabajadoras rumanas declaró que “los primeros días son muy intensos porque no saben lo que tienen que hacer, que todo es nuevo para ellas, pero al final se acaban adaptando. Además, de que es muy importante que tengan a alguien de referencia dentro de la empresa, les da la confianza que necesitan”
La percepción de los vecinos
Para el pueblo, los primeros años fue difícil aceptar que iban a llegar todos los otoños doscientas o trescientas personas inmigrantes a la localidad, pero, a día de hoy, son muchos los que ven esto más beneficioso que perjudicial. Dicen los vecinos que dan mucha vida al pueblo, sobre todo en los meses de invierno. También señalan que se han adaptado muy bien a las dinámicas del pueblo y que, incluso, algunas de las trabajadoras van por las tardes a jugar a las cartas con las mujeres del pueblo y, comparten cenas.
Este tipo de situaciones debería ser cada vez más común en muchas zonas de España, ya que también cada vez es mayor la cantidad de inmigrantes que llegan al país, sin. olvidar su importancia para la economía en regiones con baja natalidad. De este modo, esta empresa y este pequeño pueblo de la provincia de Segovia deberían ser tomados como modelos de una buena relación entre los trabajadores foráneos y los nacidos en la localidad, donde se hace patente que la igualdad y la tolerancia son los dos grandes motores de la convivencia. Sin duda, una buena forma de revitalizar económicamente los territorios de la llamada España vaciada.
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