(VI) Ambición envenenada: Cuando la infidelidad arruina más que una relación

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Fernando estaba teniendo uno de los peores días de su vida. Después de haber sufrido un accidente que casi lo dejó sin poder caminar, ahora se encontraba en la mutua esperando para ser atendido por los médicos. Pero lo que más lo hacía sentir mal era el hecho de que Silvia no estaba a su lado.

En este momento, cuando más la necesitaba, ella había decidido tomarse el día libre para hacer unas gestiones con Roberto. Fernando no podía creerlo, se sentía traicionado y herido por la ausencia de Silvia.

A medida que pasaban las horas, Fernando comenzaba a sentir un dolor cada vez más intenso en su pierna herida. Sin embargo, Silvia seguía sin aparecer y él se sentía cada vez más solo y abandonado.

Finalmente, después de varias horas de espera, Silvia llegó al hospital. Pero en lugar de disculparse por su ausencia, comenzó a culpar a Fernando por haberse lastimado.

«Si no hubieras estado tan distraído, esto nunca habría pasado», le reprochó ella.

Fernando no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo podía ser que Silvia lo culpara a él por algo que no había sido su culpa? Además, el hecho de que ella hubiera decidido hacer gestiones con un amigo en lugar de estar a su lado lo hacía sentir aún peor.

La tensión entre ellos era evidente. Fernando se sentía traicionado y humillado, mientras que Silvia parecía no tener ninguna consideración por su situación. La relación que habían construido durante años parecía estar desmoronándose ante sus ojos.

A pesar de todo, Fernando sabía que tenía que recuperarse y seguir adelante. Quizás era hora de aceptar que las cosas no siempre funcionan como uno quiere y de dejar ir a aquellas personas que no están dispuestas a estar a nuestro lado en los momentos difíciles.

Fernando había estado sospechando de Silvia durante algún tiempo. Había notado que ella parecía estar distante y evasiva en los últimos meses, y su comportamiento era cada vez más errático. Pero la gota que colmó el vaso fue cuando su hijo Luis estaba a punto de llegar de Francia para visitarlo después de dos años de separación debido a la pandemia.

Fernando había hablado con Silvia con tiempo sobre la visita de su hijo, y estaba ansioso por reunirse con él después de tanto tiempo. Pero para su sorpresa, Silvia le había respondido fríamente que ese día era el cumpleaños de Roberto, y que iría a su cumpleaños en lugar de estar con él y con su hijo.

Fernando se quedó perplejo ante la respuesta de Silvia. ¿Cómo podía ser que ella prefiriera estar en la fiesta de cumpleaños de un amigo en lugar de recibir a su propio hijo que venía desde el extranjero?

Fue en ese momento que Fernando se dio cuenta de que era demasiado doloroso seguir negando lo obvio: Silvia lo estaba engañando. Todo comenzó a tener sentido en su cabeza: las largas horas de trabajo, las excusas constantes, la distancia emocional.

El dolor y la traición lo golpearon con fuerza. Sentía como si hubiera perdido a la persona que más amaba en el mundo.

En un momento dado, Silvia tuvo problemas legales y necesitó una gran cantidad de dinero para pagar una multa. Fernando, siempre dispuesto a ayudarla, decidió prestarle el dinero sin dudarlo. Sin embargo, cuando le pidió que se lo devolviera poco a poco, ella se negó rotundamente diciendo que no le debía nada. Esto dejó a Fernando perplejo y decepcionado, haciéndolo cuestionarse si realmente conocía a la persona con la que estaba en una relación.

Fernando se dio cuenta de que Silvia estaba más interesada en su dinero que en su relación, y eso le hizo sentir aún más inseguro. A pesar de todo, siguió siendo su apoyo moral y económico, pensando que si ayudaba a Silvia, ella se daría cuenta de lo importante que era para él. Pero Silvia, lejos de agradecerle y valorar su ayuda, empezó a menospreciarlo y a tratarlo como si fuera un simple objeto en su vida.

Pero las cosas no mejoraron. Silvia siguió siendo distante y fría, y comenzó a pasar más tiempo con su amigo Roberto, quien aparentemente no tenía problemas para gastar dinero en ella. Fernando comenzó a sentirse cada vez más solo y marginado, y las sospechas de una posible infidelidad comenzaron a crecer.

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