(V) Ambición envenenada: Cuando la infidelidad arruina más que una relación

Fernando había estado cada vez más preocupado por la estrecha relación entre Silvia y Roberto, así que decidió abordar el tema con ella. Pero a medida que hablaban, Fernando empezó a notar que Silvia estaba mintiendo o contradiciéndose a sí misma.

Por ejemplo, en una ocasión Fernando le preguntó sobre un evento en el que había visto a Silvia y Roberto juntos, y ella se puso nerviosa y trató de cambiar rápidamente de tema. En otra ocasión, Silvia le había dicho que ella y Roberto solo se veían en el trabajo, pero Fernando había escuchado de otras personas que se veían fuera del trabajo con frecuencia.

Todas estas mentiras y contradicciones hicieron que Fernando creyera que era más que probable que Silvia le estuviera siendo infiel con Roberto. Aunque quería creer en su inocencia, las pruebas parecían indicar lo contrario.

Fernando se sentía confundido y traicionado por Silvia. Había confiado en ella plenamente y ahora se daba cuenta de que tal vez no conocía completamente la verdad sobre su relación con Roberto. Decidió que necesitaba tomar un tiempo para reflexionar sobre lo que había descubierto y determinar si su relación con Silvia tenía futuro.

Fernando: Silvia, no puedo seguir creyéndote. Tu actitud hacia todo esto es muy negativa y defensiva. Parece que no te importa cómo me siento y que estás más preocupada por ocultar la verdad que por solucionar las cosas.

Silvia: ¡Me importa una mierda lo que pienses, Fernando! Yo haré lo que me dé la gana y si tú no puedes confiar en mí, entonces no sé qué más quieres que haga.

Fernando: No estoy pidiéndote que hagas nada fuera de lo común, Silvia. Solo necesito que seas honesta conmigo y que no me mientas. Si realmente no tienes nada que ocultar, deberías estar más dispuesta a aclarar las cosas y a demostrar tu inocencia.

Silvia: Ya te he dicho que no hay nada que demostrar. Tú eres el que está obsesionado con estas acusaciones falsas.

Fernando: No se trata de obsesión, Silvia. Se trata de la confianza y el respeto mutuos en una relación. Si tú no puedes entender eso, entonces no sé cómo vamos a solucionar esto.

Silvia: No sé qué más quieres que te diga. Si no puedes confiar en mí, entonces quizás deberíamos replantear nuestra relación.

Fernando: Lo siento, Silvia, pero no puedo aceptar tu actitud tan negativa y tu falta de transparencia en todo esto. Si realmente me amas, deberías estar dispuesta a hablar conmigo y a solucionar esto juntos.

Silvia se dio media vuelta y caminó con pasos firmes, sin mediar más palabra con Fernando. Su actitud era muy clara y su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa, temor y molestia. Parecía como si hubiera sido descubierta en algo que no quería que nadie supiera.

Fernando la miraba con desconcierto, tratando de entender lo que había sucedido. Pero Silvia ya se alejaba, sin mirar atrás ni mostrar ninguna intención de detenerse y hablar.

Fernando se quedó allí, sintiéndose confundido y algo preocupado. ¿Había hecho algo malo? ¿Había dicho algo que no debía? Se preguntó en silencio, mientras veía a Silvia desaparecer en la distancia.

Pero Silvia no iba a dar explicaciones. Había decidido que era mejor guardar silencio y seguir adelante. La sensación de ser descubierta la había dejado con un mal sabor de boca, y no quería hablar más del asunto.

Así que, sin mediar más palabra, Silvia se marchó, dejando a Fernando solo y con muchas preguntas en la cabeza.