Una generación en aras de extinción
Soy de una generación que esta en eras de la extinción. Donde pude experimentar cosas que jamás nuestros hijo o nietos conseguirán.
Pude jugar libremente en la calle, sin miedo de que nadie me secuestrara. Tenía respeto hacia los profesores, los escuchaba y no se me pasaba por la cabeza hacerles la contraria, ni tan siquiera el tutearlos. Si por algún motivo llamaban a mis padres por no haber hecho los deberes, estos siempre se ponían de parte del profesor en cuestión.
Nuestros padres nos enseñaron educación, no hacia falta que en un autobús te tuvieran que decir “levántate para dejar tu sitio a una persona más mayor”. Simplemente cuando tu veías entrar a una embarazada o persona mayor, te levantabas como un resorte.
La educación era nuestra segunda piel, no te levantabas de la mesa sin que todos hubieran terminado y no empezabas a comer hasta que todos estaban sentados y tus padres empezaban a comer. No hacía falta que te dijeran “recoge la mesa” o “pon la mesa”. Y si lo que te ponían para comer no te gustaba, lo tenías para la cena.
Nuestra generación ayudaba a los vecinos de más edad en la compra, dejabas paso a los de más edad a la hora de entrar en cualquier lugar. El gracias y el por favor, eran vocablos grabados en tu memoria y que salían de tu boca con normalidad
Nuestra generación esta basada en el respeto, en la educación, valores que hoy se han perdido o se están perdiendo. Y puede que eso, sea parte también de nuestra propia generación, por darles una libertad demasiado pronto a nuestros hijos, y que a edades tempranas no se sabe utilizar. Una libertad que se confunde muchas veces con el libertinaje y la libre expresión de los actos.
Nuestra generación se manifestó en las calles, sin que por ello tuviéremos que romper o destrozar mobiliario urbano, para hacernos oír. Hoy los jóvenes cuando se manifiestan si no hay destrozos en escaparates o mobiliario urbano, parece que no es una manifestación.
Cuando nuestros padres nos castigaban, no se nos ocurría replicar, levantarles la voz o la mano y menos chantajearlos con llamar a la policía o servicios sociales.
Somos una generación que vio como nacía una democracia y como nuestro país cambiaba al principio a mejor, ahora a peor.
Soy parte de una generación que se basaba en unos valores, que hoy son obsoletos, anticuados por nuestros hijo y nietos. Pero que nos ha servido para ser mas tolerantes, mas pacientes, mas educados, mas respetuosos. En definitiva, valores que muchos jóvenes lectores tendrán que buscar el significado.
