En Noviembre os contábamos una de tantas historias que podemos cruzarnos en cada una de nuestras rutas. Finalmente esta historia pudimos acompañarla hasta el final y al menos poner un colchón y un poco de cariño para decir adiós a nuestro amigo Manuel.

El siempre usaba la misma frase que ya se nos ha pegado a todos.

Que Arte!!!

Os quiero hablar de alguien ,me dejo una gran huella, jamás pensé que nada ni nadie me pudiera hacer despertar en mi sentimientos que estaban ocultos, el amor por los demás, por el prójimo, desinteresadamente, sin esperar nada a cambio.

Hoy vivimos en una sociedad estresada, todo con prisas, parecería que el mundo se fuera a terminar mañana, debemos pensar y tomarnos un descanso para reflexionar e intentar mejorar nuestras vidas, este relax lo encuentro en nuestras salidas de los martes tarde-noche, es como una vía de escape, es en si una forma de relajarme y también de poder ayudar a los demás.

En estos momentos de escape conocí a Manuel, hace ya algunos años, yo al principio como suele ocurrir pues vas con cuidado, mostrándote cercano pues estas personas ya están muy golpeadas por la vida, suelen desconfiar y no se dejan conocer fácilmente, todo esto es un proceso que puede llevar mucho tiempo.

Yo cuando le conocí, ya sabía de él pues mi mujer que también está en nuestro proyecto me había hablado de Manuel !!!

Otra cosa súper importante, que tenemos algo en común para hablar y nos animamos y ayudamos, comentamos las rutas, para así poder mejorar o darnos consejos entre nosotros, es algo muy bonito.

Vuelvo a mi amigo Manuel, empecé preguntándole su nombre, que había hecho en la vida, pues él era una persona ya con muchos años y como comprenderéis los años son experiencia. Todo fluyó poco a poco, cada ruta de los martes que me tocaba ir a visitarle, fui ganándome su confianza.

Él creo que jamás se aprendió mi nombre pero me conocía como el Guardia civil, siempre hacía alusión a mi profesión, continuamente me contaba sus chistes, claro está con todo respeto, él tenía una gran necesidad de hablar, de tener contacto con sus iguales.

Muy conocido en el barrio por todos, pues entre sus muchas profesiones era fontanero, aún en estos últimos meses me había comentado de haber arreglado un termo de gas a alguien o de haberle cambiado un latiguillo o desatascar algo embozado, era una persona muy activa para su edad de 89 años, querido por los dueños de los bares que visitaba para comer o tomar café o una de sus gran pasiones “la Coca Cola zero”, tenia tantos amigos y a la vez estaba tan solo.

Su ilusión era que le tocara la lotería, para así poderse comprar una casa y poder dormir en una cama, eso si, siempre viviendo libre y sin ataduras, pues cada vez que le proponíamos algún sitio donde pudiera estar mejor, él nos decía que dormía muy bien en su coche, él quería poder ir y venir a su antojo y así lo hizo, hasta que ya su enfermedad se lo fue comiendo poco a poco y lo fue apagando como a una vela.

Aún con eso él era fuerte y se sobreponía, siempre tenia una sonrisa en su cara, te miraba con esos ojos azules que te penetraban, menudo Galán, en alguna ocasión me contó de sus aventuras y las mujeres que conoció, le gustaba mucho la fiesta, me imagino por todo lo que le me dijo que más de un corazón rompió.

Le encantaba la televisión, el móvil, las fotografías, disfrutaba con todo lo moderno, ah se me olvidaba decir que para sus 89, tenía una cabeza buenísima, no se le olvidaban las cosas y como le prometieras algo y no lo cumplieras, pues él te lo echaba en cara.

Solo te molestaba si se encontraba mal y en más de una ocasión le acompañe al hospital y al médico, aunque él siempre se preocupaba y te decía que si te tenías que ir que te fueras, era muy considerado, en esos ratos siempre me contaba sus historias, me hablaba de la gitana, está era un amor de su vida, me decía que nació en Melilla y le llamaban “el moro“, cuando joven también conducía un camión, hasta me llego a contar que hizo mucho dinero con algún negocio no tan legal, pero bueno eso se le perdona pues ya tenía sus años y no hizo mal a nadie.

La verdad es que el quería vivir, amaba la vida, si sabía lo de su enfermedad, no le daba importancia, vamos como que no quería saber, un gran superviviente.

También recuerdo que siempre tenía algo para mi perrito, cuando me acercaba a verle a menudo, pues conociendo su estado pasaba casi a diario, él le daba unas galletas y el animal tan contento.

No quiero dejar de expresar, que Manuel sabía y conocía a cada miembro de mi familia, que no había ocasión que estuviera con el, que siempre me preguntaba por el estado de mi hija, está era su frase ”¿Como está la niña?”, ese era su inicio en la conversación.

También deciros que el teléfono para él era su herramienta de estar en contacto con las personas, si alguna vez no nos veía en unos días, ala ya te estaba llamando, estuvieras donde estuvieras, creamos un gran vínculo con el “la amistad y el cariño”, cosa de las que hoy por hoy la sociedad adolece.

No volvamos la cara hacia otro lado cuando veamos a alguien en esta situación de calle, acerquémonos y tendámosle una mano, nunca sabes cual fueron las circunstancias que le llevaron a estar en ese estado.

Querido Manuel “Que Arte” siempre te llevaré en mi corazón.

Acerca del autor de la publicación

PROYECTO ENCUENTRO

Deja un comentario

Abrir chat
1
¿Cual es tu información o denuncia?
GRUPO PERIÓDICO DE BALEARES, tan pronto nos resulte posible, será atendido, gracias.