¿Sabías Qué el el chicle fue inventado accidentalmente?

En 1869, Thomas Adams estaba tratando de crear un sustituto del caucho utilizando la savia de un árbol llamado manilkara chicle. Después de varios intentos fallidos para convertir la savia en algo útil, decidió masticarla. A partir de ahí, se le ocurrió la idea de agregarle sabor y comercializarlo como chicle.

El chicle que masticamos hoy en día tiene su origen en ese descubrimiento casual.

Todo comenzó con un general mexicano llamado Antonio López de Santa Anna, quien había sido presidente de México y, en ese momento, estaba exiliado en Estados Unidos. Santa Anna tenía un hábito peculiar: le gustaba masticar la savia de un árbol llamado manilkara chicle, que es un tipo de látex natural extraído de ese árbol.

Santa Anna conoció a Thomas Adams, un inventor estadounidense que estaba buscando nuevas ideas para productos comerciales. Santa Anna le mostró el chicle, y Adams pensó que podía usarlo como sustituto del caucho para fabricar neumáticos, botas impermeables, y otros productos. Sin embargo, todos sus intentos de usar el chicle con este propósito fracasaron.

Frustrado, Adams masticó un poco del chicle por curiosidad y notó que tenía una textura agradable. Entonces, tuvo una idea: ¿por qué no vender el chicle como algo para masticar? A partir de ahí, Adams comenzó a experimentar añadiendo sabores al chicle, y en 1871, patentó la primera máquina para fabricar chicle en masa.

El primer chicle comercial se llamó «Adams New York Chewing Gum» y fue un éxito inmediato. La popularidad del chicle creció rápidamente, y para fines del siglo XIX, el chicle se había convertido en un producto de consumo masivo en Estados Unidos.

Con el tiempo, el proceso de fabricación del chicle cambió. A partir de la década de 1940, se empezó a usar una base sintética en lugar de la savia natural del árbol manilkara chicle, lo que hizo que el chicle fuera más fácil y barato de producir.

Hoy en día, el chicle es una industria global enorme, pero sus raíces se remontan a ese momento de serendipia cuando Thomas Adams decidió masticar un poco de látex natural.

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