Reflexión sobre la Inmigración: Propuestas de RESET para una política de sentido común
A menudo vemos en la «caja tonta», entrevistas, reportajes y comentarios a favor de la inmigración ilegal, no solo en España, también en Europa, alegando su entorno familiar, económico o político, y que estas personas arriesgan su vida para lograrlo, ya que en sus países de origen no pueden vivir o sobrevivir. Por motivos humanitarios o derechos del menor, se argumenta que debemos aceptarlos, y a menudo se hace una comparación con lo que hacían los españoles en el pasado.
Lo que NO dicen ni comentan es que la mayoría de los españoles emigraban a países donde se hablaba el mismo idioma, se compartían costumbres, cultura y religión, algo que no se cumple hoy en día con la LAXITUD INSTITUCIONAL y la inmigración ilegal e indiscriminada.
Nos dicen por activa y por pasiva que este fenómeno es necesario para la sostenibilidad a largo plazo del país, sobre todo para los gastos sociales (sanidad, pensiones, etc.) y para mantener el bienestar social, y que los inmigrantes deben tener los mismos derechos que nosotros.
Vamos a meditar y reflexionar con SENTIDO sobre ello.
Desde RESET – REINICIO POLÍTICO estamos a favor de la inmigración-migración controlada, según las necesidades del país (España o Europa) y estamos en contra de la inmigración ilegal.
Y hacemos esta propuesta:
Quienes vengan con la inmigración controlada deben tener los mismos derechos y obligaciones que los demás, como no puede ser de otra manera.
Respecto a la INMIGRACIÓN ILEGAL, es necesario distinguir y diferenciar a los menores de los adultos.
Para los inmigrantes menores, cuyos datos pueden ser cuestionables ya que, según estudios realizados, más de la mitad son mayores de dieciocho años, y el 80% son de nacionalidad marroquí, con este país existe un convenio de extradición y devolución de menores. La pregunta que nos hacemos es: ¿por qué el gobierno de España NO lo hace efectivo? Respecto al 20% restante, también con algunos países de origen existe convenio para los menores, y podemos hacernos la misma pregunta. Es cierto que en algunos países los menores y mayores lo pasan mal y carecen de los derechos humanos correspondientes. Las Naciones Unidas NO cumplen con sus obligaciones, y las grandes potencias hacen uso indiscriminado de su derecho a veto para que estos países no sean sancionados (hipocresía internacional).
Bien, a este porcentaje de menos del 20% de “menas” restantes, hay que atenderlos adecuadamente con las leyes nacionales, europeas e internacionales que velan por sus derechos e intereses. Ello no quiere decir que puedan hacer lo que les dé la gana; hay que cambiar algunas leyes sin privarles de sus derechos, donde debe de haber no solo derechos, sino también obligaciones, que si no se cumplen pueden tener consecuencias negativas para ellos, como la repatriación, devolución o expulsión cuando cumplan la mayoría de edad.
Una propuesta de RESET es que, cuando un menor inmigrante cometa más de dos delitos leves en un año, pueda ser expulsado, repatriado o devuelto a su país de origen inmediatamente. Si no hay convenio ni acuerdo con su país de origen, cuando sea mayor de edad se procederá a una de las opciones mencionadas, y no podrá regresar a España ni a Europa.
Para los inmigrantes ilegales mayores de dieciocho años, estamos de acuerdo en que hay que ayudarles y apoyarles igual que a los menores para que se integren en la sociedad. Lo que NO es aceptable es que estas ayudas y apoyos sean infinitas y para siempre.
RESET propone:
Que estas ayudas, tanto económicas como sociales, tengan un tiempo determinado. Al terminar dicho plazo, deben dejar de recibir estas ayudas, pasando a tener la obligación de trabajar, cotizar y pagar impuestos como todos los demás. Además, quien delinca, automáticamente perderá las ayudas y subvenciones, así como todos los derechos adquiridos, y será deportado o extraditado. Igualmente, quien cometa dos delitos leves en un año.
Es necesario revisar y rectificar algunos de los artículos de los Derechos Humanos y de los derechos del menor, infancia, adolescencia e inmigración.
Si por defender estos principios de SENTIDO COMÚN de nuestras costumbres, raíces, tradiciones, etc., y manera de vivir, nos pueden considerar insolidarios, racistas, xenófobos, fascistas, fachas, etc., pues lo seremos.