Pedro Sánchez: El presidente que ignora a los parados españoles y cede oportunidades a inmigrantes
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a demostrar que su prioridad no es el bienestar de los ciudadanos españoles, sino la creación de un relato que le permita mantener su agenda internacional a costa de los intereses nacionales. Esta vez, su última hazaña es ofrecer la friolera de 250.000 puestos de trabajo a inmigrantes de la República Islámica de Mauritania, en un movimiento que deja a millones de españoles sin empleo y en una situación de vulnerabilidad sin precedentes.
Un efecto llamada inmanejable
Sánchez justifica esta medida con la excusa de frenar la inmigración ilegal, una explicación que no solo insulta la inteligencia de los españoles, sino que también revela una profunda desconexión con la realidad. Prometer trabajo a extranjeros en un país donde hay 2.767.860 parados es un despropósito que genera un efecto llamada incontrolable en todo el continente africano. Esta política no solo atrae a quienes están en situación de pobreza extrema, sino que además genera un caos administrativo y logístico que España no está preparada para manejar. La supuesta solución de Sánchez podría, en cambio, desbordar los servicios sociales, la seguridad y el mercado laboral español.
Despreciando a los parados y vulnerables españoles
En un país donde 12,7 millones de personas viven en riesgo de pobreza, resulta insultante que el presidente del Gobierno elija regalar oportunidades laborales a extranjeros en lugar de atender las necesidades de sus propios ciudadanos. Los españoles que se encuentran en situación de desempleo o de precariedad económica no solo necesitan, sino que merecen, ser la prioridad del Gobierno. En lugar de generar empleos para ellos, Sánchez prefiere crear un escenario donde la competencia por los pocos trabajos disponibles se multiplica, empeorando la situación de los más vulnerables.
¿Sostener el Estado de bienestar o desmantelarlo?
El argumento de Sánchez de que es necesario cubrir ciertos empleos con extranjeros para sostener el Estado de Bienestar es falaz y peligroso. Este razonamiento no solo ignora la necesidad de invertir en formación y capacitación para los ciudadanos españoles, sino que además pone en riesgo la cohesión social. Traer a cientos de miles de trabajadores extranjeros sin una integración adecuada podría desmantelar la ya frágil red de servicios públicos, sobrecargándolos y creando tensiones sociales. La verdadera solución para sostener el Estado de Bienestar es fomentar políticas que generen empleo para los ciudadanos nacionales, invirtiendo en educación, tecnología e infraestructuras que promuevan un desarrollo sostenible.
Otro desatino: Gambia en la mira
Como si no bastara con el despropósito en Mauritania, Sánchez anuncia con orgullo otro acuerdo similar con Gambia. Nuevamente, el presidente muestra su preferencia por buscar soluciones fuera del país, en lugar de centrarse en las verdaderas necesidades de los españoles. Este tipo de acuerdos, lejos de solucionar los problemas estructurales del mercado laboral español, los agrava, demostrando una falta de visión y una desconexión preocupante con la realidad.
Un Gobierno desconectado
Pedro Sánchez ha mostrado con sus acciones que su visión de España parece excluir a un sector amplio y vulnerable de la población: los parados, los trabajadores precarios y las personas en riesgo de pobreza. En lugar de atender las necesidades urgentes de estos grupos, el presidente ha optado por prometer empleo a trabajadores extranjeros, una decisión que ha generado controversia y preocupación entre muchos españoles. Esta postura no solo es vista como una traición a la confianza que millones de ciudadanos depositaron en él, sino también como una estrategia que podría poner en peligro el futuro socioeconómico del país.
El desempleo sigue siendo uno de los problemas más acuciantes en España. Millones de personas, tanto jóvenes como adultos, se enfrentan a la incertidumbre de no saber si podrán encontrar un empleo estable que les permita llevar una vida digna. Además, aquellos que tienen la suerte de contar con un trabajo a menudo se encuentran en condiciones laborales precarias, con sueldos bajos y poca seguridad. En este contexto, la decisión de Sánchez de priorizar la oferta de empleo a extranjeros es percibida como una desconexión total de la realidad que vive gran parte de la población.
No se trata de un rechazo a los trabajadores extranjeros, sino de una cuestión de prioridades. El Gobierno debería centrarse en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos españoles, creando oportunidades de empleo y garantizando la estabilidad laboral que tanto se necesita. Esta situación requiere medidas urgentes y efectivas que respondan a las necesidades de aquellos que han sido más afectados.