Obsolescencia humana…

Hemos conseguido que gran parte de las personas sean simplemente productos reemplazables, tanto en el trabajo, la pareja o en la amistad. Ya casi no existen promesas románticas cumplidas hasta el final o lealtad real a una causa, ni tan sólo, a menudo, sinceridad.

Dicen que rectificar es de sabios, pero es que no se rectifica, sino más bien, se reemplazan materialmente objetos, surtidores de vicios, lugares o individuos para no rectificar en lo esencial.

Priorizamos la estética social antes que la moral o la ética real

Hay 63 conflictos armados en el mundo, cuando preguntas al vulgo a penas sabe mencionarte uno o como mucho dos. Viven más pendientes, la mayoría, del fútbol, tenis o rallyes, pues, para éstos, lo de Ucrania no es más que un ‘partido’ televisado más, que será reemplazado próximamente por una nueva ‘liga’ de conflictos de los que ya han sido insensibilizados por el machaque mediático.

De hecho, nadie está dispuesto a cambiar un ápice de sus hábitos ante el colapso ecológico al que vamos encaminados, siendo paradójico que actuemos como si tuviéramos un reemplazo del mundo, cuando no es así, como es el caso de los miles de especies extintas en las últimas décadas.

Algunos antropólogos y geofísicos nos advierten, que lo más probable, es que la propia tierra nos reemplace, simplemente porque no hemos sabido entender que ésta es irremplazable.

Usted, querido lector, también lo es, irremplazable, es una única e irreplicable criatura, una expresión de la propia naturaleza observándose, pensándose y sintiéndose a sí misma…

Puestos a elegir, decida hacer el bien a los demás y a la propia naturaleza, si es preciso, luche activamente para exigir en su obrar, día a día, que los poderes perniciosos de este planeta reemplacen sus patológicas estrategias.

Parece un camino solitario al principio, pero somos muchos más de lo que se imagina…