Las almas creativas tienen una extraña fragilidad. Por un lado, se tambalean con las opiniones de los demás, los fracasos y tropezones propios, los éxitos sobrevenidos y con la propia exigencia, hasta parecer que se desmoronan.

Pero por otro lado, se mantienen en guardia permanente buscando la inspiración, el sentido de sus vidas, componiendo el sonido que exprese sus pulsiones internas, la canción que tiene que acompañarles, que les completa.

La lectura del libro «Tenía tanto que darte «, la biografía Mai Meneses (Nena Daconte) me ha desvelado muchos aspectos de su personalidad que nadie podía intuir.

Una vida para una serie de Netflix, con todos los ingredientes que nos sacuden emocionalmente: Amoríos, los vaivenes del mundo del espectáculo, malas compañías, adicciones e infiernos personales pero también personajes luminosos.

Todo contado con una sinceridad que asusta. Que obliga a preguntarse al lector si ha sometido su vida a ese mismo análisis. Y de hacerlo…cual sería el resultado.
Mai Meneses, la estrella que se avergonzó de si misma. Mai, la persona que daba más crédito a la opinión de los demás que a la suya propia. Mai, el alma que necesitaba estar anestesiada para no sufrir: Alcohol, porros y luego la cocaína como sustitutos de una paz que no conseguía alcanzar.

Pero su historia muestra también una cara redentora. La de la persona que busca en los libros de autoayuda para conocerse mejor, la que encara terapias para encontrar la realidad, la que ama sin descanso y deposita su fe en las manos que le tienden. Especialmente las de Edu, su marido, un personaje fascinante que parece salido de una novela romántica inglesa de Jane Austen.

No quiero privarles del placer de leer «Tenía tanto que darte » para descubrir las brillantez con la que Mai Meneses cuenta sus estados alterados. Delirios y paranoias que le atormentan pero le conducen a ese estado mágico de sus creaciones. Nunca escucharán una canción de Nena Daconte y les parecerá la misma. Su música sonará en el interior del lector durante toda la experiencia y hasta los días posteriores. En esas composiciones están sus múltiples códigos, ese realismo mágico que las convierte en una experiencia casi esotérica.​

Compartí con Mai algunos momentos importantes hace casi dos décadas. Me premió con su generosidad al apoyarme con su música en la promoción de mi libro «20 días para olvidarte». Tuve la ocasión de entrevistarla cuando empezó el proyecto Nena Daconte como artista emergente para el programa «Cultura con Ñ» de La 2. Y acudí a verla cantar en conciertos por las salas míticas de Madrid donde su humor surrealista coronaba los temas con los que nos hacía soñar.

Hace casi una década que no la veía y el otro día en la presentación de su libro en la FNAC de Callao (Madrid), su visión me inspiró para recordar que «las hojas de ruta» que nos trazamos en la vida, siempre se pueden corregir. Y que el talento sale siempre a flote aunque en ocasiones nuestro mayor enemigo seamos nosotros mismos.

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