Recientemente a mi alrededor han sucedido situaciones realmente extrañas, las cuales no terminan de cuadrar en mi mente.

He formado parte de la comunidad plus size desde hace mucho tiempo y ya no sé cómo tratar este problema de tallas, ¿será igual para vosotros los lectores que también pertenecéis al mundo de las tallas grandes?

Desde hace muchos años me es difícil encontrar ropa que no solo se ajuste a mi cuerpo, sino que además también me guste y se adapte a mi presupuesto, porque para qué engañarnos; pagamos más por tal vez diez centímetros más de tela.

Y mi denuncia empieza tras un suceso que finalmente terminó por llenar mi vaso de paciencia. Desde muy pequeña nunca he podido llevar sujetadores bonitos; no pueden llevar encaje, lacitos, decoraciones porque deben ser prácticos y además… No fabrican de mi talla.

No tengo la suerte de poder ir a unos chinos y gastarme 5€ en un sujetador base o deportivo porque directamente mi talla no existe.

Ropa interior tiene fecha caducidad

En su lugar, debo irme a tiendas especializadas que te cobran 60€ por pieza que te durará un máximo de tres meses, porque sí; aunque no os lo creáis la ropa interior también tiene fecha de caducidad.

Por lo que de media si nos compramos 3-4 sujetadores cada 3 meses… Se nos van unos 240€ por semestre, que equivalen a casi 1000€ anuales. Ahora, no todas podemos permitirnos ese gasto por lo que vamos alargando la vida útil de la prenda hasta un año a ser posible.

Y es que esto no solo pasa con la ropa interior, también pasa para el resto de prendas que nos visten.

Suelo ir de compras con mis amigas muy a menudo, nos gusta la ropa y también lucirla y da rabia ver que ellas se llenan las manos en menos de tres tiendas con un presupuesto de 50€ y yo deba de recorrerme veinte tiendas y que por tres prendas haya gastado más de 70€.

Y yo me pregunto, ¿es culpa del sistema textil español que esto esté sucediendo? Y la respuesta es que sí. Claramente en su culpa, ¿acaso no hacen investigación de mercado? ¿No se dan cuenta en los números y sus campañas de márquetin? Es todo un abuso por su parte.

La diversidad de las tallas debería ser una realidad

En pleno siglo 21 la diversidad de talla debería de estar ya consolidada, pero no es así. Seguimos viendo discriminación en todas partes debido al peso o a la masa corporal de una persona y debido a eso debemos pagar un extra a la hora de vestirnos. Es exactamente igual a la diferenciación de precios entre productos de higiene personal para mujer y para hombres, donde las mujeres debemos pagar un extra en maquinillas de afeitar, compresas, tampones…

La vida se está volviendo demasiado cara, y parece que para las personas de tallas grandes vestirse se va a considerar un lujo en lugar de un derecho humano para todos.

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