Feria de Mayo en Lloret de Vistalegre
Aunque todo hacía presagiar que no se llevaría a cabo la feria por el mal tiempo, el día ha amanecido con ausencias de nubes y lluvias, por lo menos en las primeras horas.
Las autoridades han dado el pistoletazo de salida, paseando entre la gente y deteniéndose en las diferentes exposiciones de cuadros, fotos, telas y artesanías. En una de ellas nuestro periódico se ha detenido para poder entrevistar a Juana M.ª Amorós.
Esta mujer hace diferentes cuadros de punto de cruz, el cual más laborioso y elegante. Esta mujer los cuadros que realiza son a base de fotografías-
–Juana ¿Cuál es la diferencia entre un cuadro pequeño a uno grande?
El pequeño suele llevarme unas 180 horas, con unos 60 hilos diferentes. El grande, 450 horas, 126 colores.
– ¿Cómo pasaste de hacer bordar toallas a estos cuadros?
Presionada por mi hijo que en ese momento tenía 20 años. Él encontró un programa que trasformaba las fotos originales, en el dibujo a realizar, así como los colores a usar. Dándome un reto, eso fue en el año 2010. Y aquí me tienes
– ¿Crees que esta artesanía y tradición se perderá en los pliegues del tiempo?
Yo creo que seguirá con cosas pequeñas. Los jóvenes de hoy no tienen la capacidad ni la paciencia para la realización de estas cosas. La tecnología ha dejado de lado estas tradiciones que se hacían con las madres o abuelas.
– ¿Cómo se realiza el trabajo?
Realmente este paso es el más fácil, eliges la foto que quieres, la pasas por el programa concreto, preparas los colores a utilizar, la medida de la tela y a empezar.
– ¿Compensa la realización de estos cuadros espectaculares?
Para mí me compensa. Gracias a la labor del bordado he salido de una depresión que me tenía inmersa en un pozo, para mí es una satisfacción una vez realizado. Pero económicamente, a la hora de venderlo, poca gente lo compra. Pues son muchas horas de trabajo, los hilos, la cantidad de madejas a usar. Este por ejemplo sería unos 5000 euros (me enseña el último que ha terminado, es el que le ha llevado 450 horas) poca gente se atreve a gastarse estas cantidades y lo comprendo. Toda artesanía echa a mano, llevan horas de trabajo que nadie ve y se tienen que cobrar.
–Has comentado que gracias a esta labor has podido salir de una depresión. ¿Aconsejas a gente que esté pasando por lo mismo esta labor?
Yo no soy médico, pero a mí me funciono. Aunque parezca increíble, esta labor relaja y exige una concentración. Mientras este concentrado no piensas en las nubes negras de la depresión.
– ¿Cómo te sientes exponiendo tus trabajos?
Muy satisfecha, aunque mucha gente no valora esta dedicación ni las horas volcadas en los trabajos.
–Tu próximo trabajo ¿Cuál será?
La foto de mi nieto y después la de mi marido y yo juntos.
Me despido de Juana, con la extraña sensación de haber navegado entre sus laboriosos cuadros y verme inmersa en un mundo que poco o nada conocía. Esta mujer logró recuperarse de las nubes negras que hacían que su vida no tuviera color, hoy segura de sí misma, explicando los pasos realizados en cada cuadro y sobre todo con una sonrisa en sus labios.
Después de haber estado en la exposición, me sumergí entre la gente que andaba por las calles de este pequeño pueblo, viendo las diferentes exposiciones. Los payasos que andaban entre los visitantes hicieron las delicias de los más pequeños y de alguna persona mayor. Igualmente, que los juegos que se situaron en la plaza Jaime I, para los niños, hicieron alejarse por unas horas de las tablets, ordenadores, etc …
En la plaza de la iglesia, los acróbatas hicieron que los espectadores rompieran a aplaudir y pasar un rato en familia o amigos. Una exposición de coches antiguos daba por finalizado el extenso recorrido de esta Feria.
El tiempo dio una tregua de unas horas, cerca de las tres de la tarde, una tormenta rompió la magia de la feria. Fue la estocada mortal de un domingo diferente, apasionante y sobre todo de conocer tradiciones que posiblemente nuestros nietos, jamás conozcan
