Aceptarse o morir

Estoy en casa realizando mis cosas y cómo hay mucho silencio tengo la televisión de fondo para hacerme compañía. En una de esas veces que paso por el comedor, oigo hablar al presentador sobre perder esos Kilitos de más que hemos pillado en verano. Hasta ahí perfecto.

La siguiente noticia trata de dar cabida en el mundo a los cuerpos imperfectos. ¡¿Perdona?! ¿Me estas explicando cómo perder kilos y al momento siguiente me convences de aceptarme? ¿Cómo se explica eso?

Soy una mujer adulta, pero toda mi vida he luchado para aceptarme. He peleado para quererme con mis estrías, mis kilitos de más y con todas esas imperfecciones que la sociedad dicta, que son feas y hay que erradicarlas. Eso me crea inseguridad y el no quererme mostrar al mundo, tal como soy.

Un día dices basta

Durante muchos años me he escondido tras las esquinas ocultando todo de mí, hasta que dije ¡basta!

He tenido que hacer un estudio de mí misma y empezar a quererme tal “como soy”. Mirarme cada día, desnuda en el espejo y decirme “a mí misma” soy guapa, me gusto y mandando a freír espárragos, a todas esas personas que dictan lo contrario.

No voy a mentir. Hay esos días en que te levantas y te encuentras mil y un defectos, días que te encuentras horrenda.

Son en esos días, que doy gracias por tener a alguien a mi lado, que me ve con el pelo despeinado, sin haber tenido tiempo para lavarme los dientes y ni las legañas de los ojos, el pijama aún teniéndolo puesto, porque no he querido quitármelo.

En esos días que me abraza, me besa y me dice que estoy preciosa.

Son en esos días que vuelvo al espejo y me repito más veces que otros días, “lo guapa que soy y lo mucho que me quiero”

No quiero que mi hija pase por esto, por las inseguridades propias de las mujeres (porque vamos a ser realistas las mujeres somos las más perseguidas)

Así que desde que ha empezado a andar, la pongo delante del espejo y recitamos el mantra que espero que le ayude en un futuro: » Soy guapa, soy perfecta tal como soy, nadie me hará creer lo contrario, no soy mejor que nadie, ni nadie es mejor que yo»