El peligro de pensar en voz alta…
Hollywood, el costumbrismo y la religión tienen la frustrante facultad de esclavizar a los padres haciéndoles creer que los hijos son lo más importante, cuando, luego, es desolador ver como las estadísticas de abandono de los ancianos por parte de su prole y la negación a asistirlos, ya no materialmente, sino afectivamente no hacen más que aumentar.
Desgraciadamente todo es una estrategia socioeconómica reforzada por credos y políticas cuyo principal fin es convertir a toda familia en una unidad funcional económica eficiente que en el momento en que uno de sus resortes deja de ser eficaz para su desempeño, simplemente se intenta eliminar lo antes posible de la manera que menos «ruido» moral haga.
Saben, en España, hay casi dos millones de ancianos que viven solos en sus viviendas y el 80% de ellos tiene descendientes o familiares cercanos. Mueren de aislamiento o soledad mientras sus familias permanecían ajenas.
Los estudios indican que en la mayoría de casos, son viudas y que nada indica, más que el egoísmo propio de la prole, que el abandono de sus madres llegue hasta tal punto que todo parece indicar que lo único que esperan es poder heredar lo poco o mucho que tenga la vieja.
En las colas del hambre asisto a ancianos con pensiones pírricas y algunos muy maltratados por su prole. Por comentar un caso, Jaime, 87 años, es obligado por sus dos hijos a pedir bajo el sol en las calles además de obligarle a entregarle la pensión, a veces, apalizándolo. Eso sí, ambos son Jonkis.
También recuerdo que cada verano, cuando estaba de guardia los fines de semana en el Hospital de Nit, ya saben, ese centro asistencial de los pobres, un coche llegaba, dejaba a una anciana desorientada, tocaban el timbre y se iban a toda prisa… a disfrutar del veranito.