¿Cómo comenzó la vacunación y por qué ahora es una cuestión de equidad y justicia social?

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Durante los dos últimos años, la pandemia de COVID-19 ha centrado la atención mundial en el impacto de las vacunas en la lucha contra el virus. Durante la Semana Mundial de la Inmunización, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una campaña para concienciar sobre el papel crucial que ha desempeñado la inmunización en la reducción o eliminación de una serie de enfermedades mortales.

Desde finales del siglo XX, las vacunas han salvado innumerables vidas, sobre todo en el siglo XX, cuando las campañas masivas de inmunización permitieron erradicar la viruela, responsable de la muerte de cientos de millones de personas, y reducir en un 99% los casos de poliomielitis.

La doctora Kate O’Brien, directora de Inmunización de la Organización Mundial de la Salud, decidió dedicar su vida a la inmunización tras trabajar en una sala de pediatría en Haití, donde pudo ver cómo un tercio de los niños ingresados morían de enfermedades que eran completamente prevenibles con vacunas.

Explica cómo las Naciones Unidas, y sus socios en el centro COVAX, se aseguran de que las vacunas lleguen a todos los países de bajos ingresos del mundo.

«Cada año se salvan entre cuatro y cinco millones de vidas gracias a la vacunación. La inmunización es una de las intervenciones sanitarias más eficaces y de mayor impacto en la historia de la humanidad”, asegura.

Por ejemplo, cientos de millones de personas solían morir a causa de la viruela. Era una enfermedad temida, pero a finales del siglo XVIII se produjo un gran descubrimiento. Es lo que consideramos el inicio de la vacunación moderna. Un médico británico, Edward Jenner, observó que las mujeres que ordeñaban las vacas eran inmunes a la viruela al haberse expuesto en su trabajo a la viruela bovina (un virus relacionado, pero menos virulento).

Basándose en este hecho, decidió inmunizar a un niño de ocho años, James Phipps, utilizando el virus de la viruela vacuna. Semanas después, con el permiso de sus padres, expuso a este niño a la viruela, y no enfermó.

“Ahora la viruela es una enfermedad que ya no tenemos, en ningún lugar del mundo. Y la razón por la que no tenemos esta enfermedad es debido a la vacunación”, afirma O’Brien.

Otra enfermedad que se quiere erradicar es la poliomielitis.

Esta enfermedad provoca la parálisis de las extremidades y discapacidad, y muchas personas mueren a causa de la poliomielitis.

En lugares como Pakistán o India, y en muchos otros países, grandes campañas de vacunación han conseguido vacunar decenas de millones de niños en un corto periodo de tiempo.

En estos momentos, se puede decir que la polio se ha reducido en más del 99%, y estamos muy cerca de acabar con la transmisión de este virus.

“Trabajé en un hospital de Haití, en la capital, Puerto Príncipe. La sala de pediatría de ese hospital estaba llena de niños con sarampión, diarrea, meningitis y tuberculosis. Algunos nacieron con el tétanos. Cada día, alrededor de un tercio de los niños ingresados moría. Muchas de las enfermedades que padecían se podrían haber evitado si hubieran sido vacunados. Fue entonces cuando decidí entonces dedicar mi carrera no solo a asegurar el desarrollo de nuevas vacunas, sino también, y más importante, a asegurar que las que ya tenemos sean completamente accesibles, estén realmente disponibles, y que sean completamente seguras y efectivas para todas las personas, sin importar donde hayan nacido.

Una de las formas en que las vacunas se han enviado a todos los países del mundo es a través del mecanismo COVAX de la ONU, que permite enviar miles de millones de dosis a los países que las necesitan, pero que no pueden comprarlas por sí mismos.

“Todos hemos vivido la pandemia de COVID-19 durante los dos últimos, y enormemente difíciles, años. Hemos visto el increíble desarrollo, en un periodo de tiempo extraordinariamente corto, de vacunas que previenen la enfermedad del COVID, y que actúan tanto contra la infección como contra la transmisión. El 80% de las dosis suministradas a los países de bajos ingresos llegan a través de este mecanismo, y alrededor de 92 naciones se benefician de este sistema”, destaca la doctora.

Vacunamos contra enfermedades que se transmiten de persona a persona, lo que significa que, a menos que nos protejamos mediante el uso de vacunas, cada uno de nosotros presenta algún nivel de riesgo para otra persona.

“Así que, para mí, la vacunación es una cuestión de equidad y justicia social”, dice O’Brien para quien: “No hay nada más abrumador, o más trágico, que un niño perfectamente sano que sucumbe a una infección que se podría haber evitado completamente».

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