Ha muerto Carlos Saura y para mí buena amante del cine Español (del verdadero, no el sometido a las mediocres cintas que en la actualidad se hacen, y todas ellas subvencionadas a pesar de su pésimo valor) uno de los mejores directores que la filmografía española ha dado.

Pero con su muerte quiero recordar a grandes personalidades, que se fueron en el año 2022, genios de la cultura, del cine, la música, la pintura o el periodismo como como el ex ministro Juan Guirao, los actores Juan Diego, Alicia Hermida, Chete Lera, Rosa Mariscal o Paco Merino; el cantautor Pablo Milanés o el músico Lalo Rodríguez, la soprano Teresa Berganza, los periodistas Jesús Quintero, Jesús Mariñas, José Luis Balbín Ángel Casas o Pablo Colmenarejo, el diseñador Antonio Miró entre oros nombres, que forman parte de nuestra memoria colectiva, por todo los que nos han dejado como herencia cultural, en sus distintas expresiones.

No sé si muchos recordarán que Carlos Saura fue el principal impulsor junto a Alfredo Matas y los directores Luis García Berlanga de los premios Goya cuya primera edición se celebró el 17 de Marzo de 1987 . El objetivo era y sigue siendo impulsar el cine español.

Muchos no estaremos de acuerdo en qué se ha convertido nuestro cine en los últimos años. Una alfombra con novedades que salvo excepciones (Luis Tosar es un actor que me encanta), no me dice nada y que van muriendo o alejándose de lo que verdaderamente debe ser el cine.

Pero hay que recordar a Carlos Saura. Como hay que recordar el cine de Berlanga, Juan Antonio Bardem, José Luis Cuerda, Pilar Miró, Mario Camús o tantos otros.

A nuestro Saura, hay que enfatizar que estuvo al servicio del cine durante 91 años, una cuarentena de títulos repartidos en siete décadas, y muchos proyectos que quedaron en el camino por falta de financiación o por temas legales. Y un cine, que fuera de nuestras fronteras como en Cannes o en Berlín le encumbró, codeándose con Fellini, Antonioni, Minelli, Bergman, Buñuel o Nicholas Ray.

¿En España? cuestionado, a veces sin lógica, ni pies ni cabeza.

Quizás sea porque hacia un cine diferente, auténtico. Un cine que vomitaba realidad, en este sentido podría hablar de La Caza (1966) o el Séptimo Día -la matanza de Puerto Hurraco (2004). Y es que a veces no gusta el cine porque supera a la realidad, o quizás se manifiesta la realidad tal que así. Y cuesta digerirla. Lo mismo podría hablar del cine de Almodóvar, que también me fascina. Pero Saura era un tipo que gozaba del cine y que experimentaba con el cine, y la crítica no lo entendió ​

Si el poeta utiliza la metáfora para expresar la emoción y la realidad, Saura podría definirlo como un poeta del cine o para el cine. La metáfora le sirvió para escapar de la censura, pero también como he leído en un artículo de Luis Algorri; la metáfora le sirvió a Saura para colocarnos a todos delante de un espejo en el que no nos queríamos mirar.

Utilizó la metáfora para expresar también la belleza en sus adaptaciones de “Bodas de sangre» (1981), «Carmen» (1983), «El amor brujo» (1986), «Sevillanas» (1992), «Flamenco» (1995), «Tango» (1998), «Salomé» (2002), «Iberia» (2005) se adentró en la obra de Alberniz, «Fados» (2007) se adentró en la música portuguesa, «Io, don Giovanni» (2009) en la ópera de Mozart; «Flamenco, flamenco» (2010) mostrando todas y cada una de las corrientes del flamenco de hoy: las que conservan las esencias más puras y las nuevas tendencias más vanguardistas y discutidas; «Zonda, folclore argentino» (2015) y «Jota» (2016). Su última incursión en este campo, El Rey de todo el mundo’ (2021) reivindica la tradición folclórica de la música y la danza mexicana en un cruce entre tradición y modernidad.

En definitiva, nadie podrá a volver a usar esa metáfora como lo hizo Saura.

Hay sentencias que son únicas, irrepetibles, y que tardaremos en volver a gozarlas.

“Creo que hay que tener curiosidad por el mundo que nos rodea, cada día aprendo algo nuevo. Hay un grabado de Goya en el que aparece un anciano con un bastón y pone “aún aprendo” ese soy yo».


Descanse en Paz, maestro del cine español y europeo.

1 pensamiento sobre “Carlos Saura: El cine como metáfora

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