10 años de la Ley de mediación en España

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El pasado 6 de julio se celebró el décimo aniversario de la Ley de Mediación en asuntos civiles y mercantiles en España… pero todavía en la actualidad gran parte de la sociedad desconoce este método alternativo de resolución de conflictos, para mi gran pena, por lo que no cabe duda decir, que es una ley con poca aplicación en la práctica.

Muchos expertos de la materia, defensores de la mediación y profesionales que vienen trabajando la divulgación y la práctica de la mediación en la sociedad desde mucho antes de que esta Ley entrara en vigor en 2012, dicen que fue una ley de mínimos, y que se reguló simplemente para que hubiera a nivel estatal una
normativa que ya venia regulada a nivel autonómico con anterioridad. Bien cierto es pues que a nivel estatal no se impulsó de ninguna manera más que dejándonos a los profesionales una mínima guía para poder actuar con buen criterio.

Pero no es mi intención, aburrir al lector con un dictado de leyes, sino más bien, expresar mi firme convicción, de que a pesar de que es un mecanismo que gran parte de la sociedad todavía desconoce, es bien necesaria para la transformación social, el buen desarrollo de la Justicia y la gestión eficaz de conflictos en este país.

Porque la mediación va más allá de la resolución de conflictos, la mediación es como una especie de filosofía de vida, es entender que para resolver nuestras diferencias debemos acercarnos al otro, es abordar el conflicto fuera de la posición individual, aceptando el conflicto como parte de nuestra existencia. La mediación es entender que existe un “nosotros” capaz de resolver el conflicto y llegar a acuerdos. Y a partir de aquí, se dispone al servicio de la sociedad creando un espacio para que las personas, los colectivos puedan abordar sus diferencias, problemas o dificultades, desde luego, desde el diálogo y con la posibilidad de resolver dichas diferencias llegando a un acuerdo, a un consenso siempre mirando a futuro y de la mano de un profesional que debe partir de la neutralidad y objetividad o que, al menos, las partes la perciban como tal.

Esta Ley tuvo como objetivo presentar un aporte a la sociedad, un nuevo método de resolución de controversias pero con el ciudadano como protagonista pero claro, para eso hace falta un cambio en el ciudadano, un cambio en esta cultura de la confrontación, trasladándole al ciudadano que puede ser protagonista de la resolución de sus conflictos y que existe un mecanismo que puede ayudarle a resolver sus diferencias no desde la confrontación sino mediante la cultura del acuerdo, ​ pero claro, obviamente para ello, debe hacer un cambio de mentalidad, un cambio de paradigma, que permita el entendimiento de los ciudadanos de que una sentencia pone fin a un juicio pero no al conflicto, y de que una buena gestión del conflicto pasa, por lo pronto, por entablar diálogos con la otra parte para encontrar solución a sus conflictos.

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